ARGENTINA: La producción lechera argentina se encuentra en un callejón sin salida

En un relevamiento efectuado por la Confederación Intercooperativa Agropecuaria (CONINAGRO), la entidad remarcó que sobre 19 sectores productivos relevados, 11 evidencian signos de crisis. Entre las actividades con números rojos se encuentra la lechería, en un escenario marcado por la caída en la producción y un endeudamiento cada vez mayor por parte de los productores.

Si bien los tambos argentinos arrastran una prolongada crisis estructural, desde mediados de 2015 la situación se tornó más compleja para esta cadena de valor y, durante ese año, el precio de la leche polvo entera sufrió una fuerte baja a nivel internacional. Esta situación, sumada al valor que en ese momento recibían los productores por su materia prima y a la quita de retenciones a las exportaciones de granos que estableció Cambiemos al asumir, crearon una “tormenta perfecta” que pegó de lleno en la rentabilidad.

Desde entonces, nada cambió para este sector productivo, cada vez más sumido en una crisis a la que no pueden encontrar salida. La reciente corrida cambiaria, con un dólar que superó los 25 pesos, es un nuevo mazazo para esta actividad. Un elevado porcentaje de los insumos usados por los tamberos cotizan en dólares, situación que sumada al salto de precios que experimentaron soja y maíz profundizan los problemas de rentabilidad.

Uno de los problemas más evidentes para los tamberos es el bajo precio recibido por su producción. Según el ministerio de Agroindustria, el precio promedio recibido por los productores en abril de 2018 fue de 6,12 pesos por litro. Este valor se halla al menos entre 1,50 y 2 pesos por debajo de sus costos de producción.

Uno de los principales costos de esta actividad es la alimentación. Como ejemplo, el rubro de alimentos balanceados registró cuatro aumentos desde abril 2018, que fueron del 25 al 50 por ciento.

Según un documento elaborado por la Sociedad Rural Argentina (SRA), el costo de producción en leche creció un 8 por ciento en el último mes. “Si aumenta 1 por ciento el dólar, el costo directo de la producción de la leche aumenta un 0,5 por ciento. Entonces, una suba del 16 por ciento del dólar de 21,5 a 25 pesos implica un aumento de los costos directos de producción de la leche del 8 por ciento”, señalaron.

La ecuación es sencilla y contundente: En promedio, un 65 ciento de los costos de la actividad son dolarizados. En paralelo, los costos fijos no paran de crecer, la presión impositiva es asfixiante, y los tamberos se endeudan no para crecer, sino para cubrir deudas.

En este escenario, la falta de políticas por parte del gobierno nacional es evidente. El director de Lechería Nacional, Alejandro Sammartino, falla en el diagnóstico de la situación que sufren los productores, no brinda herramientas para que puedan atravesar una coyuntura compleja y no gestiona fondos para que los tamberos puedan al menos reponer su capital de trabajo. Además, no puede –o no quiere- encontrar una salida para uno de los principales problemas de esta cadena: La asimetría que existe en la relación tambos-industria.

¿Qué ocurre con el precio de venta al público de la leche? La situación es diferente, y se percibe el claro dominio de la industria. Con un costo del sachet que oscila entre los 18 y 30 pesos, y con cajas larga vida que alcanzan los 35 pesos, la leche argentina se ubica entre las más caras del mundo, superando a países como Estados Unidos o Italia.

Fuente: REALPOLITIK

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