Mejores oportunidades en materia de acceso a mercados, principalmente en cinco de los 10 países que junto a Chile integran el Tratado Integral y Progresista de Asociación Transpacífico, TPP11, promete el acuerdo que actualmente está siendo revisado por el Senado para su aprobación, luego de pasar por la Cámara de Diputados.
Según un informe de la Dirección de Relaciones Económicas Internacionales, más de 3.000 productos silvoagropecuarios que Chile envía a esos mercados mejorarán sus preferencias arancelarias, ya que en los convenios anteriores, logrados en forma bilateral, algunos quedaron excluidos, otros enfrentan cuotas de importación, tienen calendarios de desgravación largos o aranceles altos. Destacan en particular Canadá, Japón, Malasia, Vietnam y México, con ventajas inmediatas o a mediano y largo plazo, pero todas progresivas, con rebajas totales o proporcionales desde el día uno en que entre en vigencia el acuerdo.
Es el caso de Vietnam, que deja en cero, desde la entrada en vigencia del acuerdo, productos como quesos y peonías, que tienen desgravación al año 2024, o miel, kiwis, semillas de maravilla y plantas medicinales, que hasta ahora tenían arancel cero en 2021. Otros productos relevantes, como nueces, cerezas y carne bovina, con fecha al 2024, acortarían la espera en 2 y 3 años.
También la uva de mesa chilena dejaría de pagar 15% de arancel en México, entre abril y mayo, y llegar a cero en 10 años; el vino embotellado y a granel y el pisco, entre otros, bajarían hasta no pagar arancel en Malasia en 16 años; nuevas cuotas para quesos con cero impuesto en Canadá, y cero arancel para naranjas en Japón a seis años aparecen entre otras mejorías.
Con eso, la agricultura, en sus diferentes expresiones, que van desde las semillas de Arica hasta la carne de cordero en Magallanes, pasando por las diferentes frutas que componen la canasta exportadora, podrían recibir un impulso nuevo.
Los 11 países que componen el tratado, han destacado sus promotores, representan un mercado de más de 500 millones de personas, y economías que corresponden al 13% del PIB global, entre las cuales están algunos de los principales socios comerciales de Chile.
‘De aprobarse el TPP11, más de 3.000 nuevos productos tendrán rebajas o arancel cero. Se abrirán nuevas y mejores oportunidades a productos chilenos en los sectores agrícola, forestal, pesquero, lácteos y carnes que ingresarán con arancel cero a mercados tan importantes como Japón, Vietnam o Canadá. En los acuerdos bilaterales, muchos están sujetos a cuota, excluidos o con altos aranceles’, señala Rodrigo Yáñez, director general de Direcon.
Destaca que en Japón cerca de 900 productos mejorarán su situación, especialmente acuícolas y pesqueros, frutas —cítricos—, carnes —ave, cerdo—, miel, lácteos, agroindustriales y forestales. También pasará lo mismo con Vietnam, donde cerca de 1.000 productos mejorarán su acceso, entre otros, pescados y mariscos frescos o congelados, lácteos, frutas —almendras, nueces, naranjas, entre otras.
También con Canadá, con el que se mantiene un acuerdo bilateral que tiene exclusiones para productos agropecuarios, fundamentalmente lácteos —leche, crema, yogur, quesos—, carne de aves y preparaciones alimenticias que los contengan, se abrirían cuotas de importación, con acceso preferencial, a las que podría acceder Chile, destaca el director de Direcon. También en Malasia, que tiene 138 productos excluidos en el acuerdo bilateral y otros que se desgravan en cinco años, pero sin llegar a cero. Con el CPTPP mejoraría el acceso para vinos y licores, derivados del tabaco y algunas carnes y lácteos.
Eso sí, la entrada en vigor del acuerdo ya potenció el acceso a mercados para importantes competidores de Chile, como, por ejemplo, productos de Australia y Nueva Zelandia, que mejoran su competitividad en Japón y Canadá.
Los no al tratado
Del lado de los detractores a que Chile firme el tratado se han planteado aprensiones respecto de temas como la propiedad de las semillas, la producción de transgénicos. A lo que agregan que no es necesario sumarse a un nuevo tratado, cuando el país ya tiene firmados acuerdos con la mayor parte de las naciones que integran la nueva coalición.
‘Chile ya tiene acuerdos de libre comercio con los países que forman parte del TPP11; por tanto, no parece necesario suscribir un nuevo acuerdo de esta naturaleza. En principio, no aporta nada, más bien genera nuevas restricciones. Este es un acuerdo que no favorece el desarrollo de la economía local y nos deja estancados en el modelo primario exportador, cuando lo que necesita el país es diversificar su economía e integrarse regionalmente. En términos generales, es un tratado regresivo en varias materias, es decir, nos deja peor de lo que estamos’, señala Flavia Liberona, directora ejecutiva de Terram, fundación ambientalista con más de 20 años de actividad en el país.
Flavia Liberona advierte ciertos peligros que vendrían de aprobarse el tratado.
‘El TPP11 obliga a Chile a poner en marcha el Convenio UPOV 91, que tiene relación con la obtención de nuevas variedades vegetales y su registro o patentamiento. Hasta ahora, y tras varios intentos, los gobiernos no han logrado que el Parlamento apruebe una ley para que entre en vigencia. Esto se debe básicamente a que este convenio restringe severamente los usos tradicionales y de los pueblos indígenas sobre variedades vegetales y, además, mediante un mecanismo muy poco riguroso, permite el registro de vegetales a nombre de personas naturales y empresas nacionales o extranjeras en igualdad de condiciones. Una vez registrada una nueva variedad vegetal deja de ser de libre acceso y se debe contar con la autorización de su propietario, lo cual puede incluso significar que se deba pagar por ello. Sin duda esto atenta contra la agricultura de subsistencia, pero también contra esta actividad a pequeña y mediana escala’, resalta.
Protección a las semillas
Respecto de esas aprensiones, Mario Schindler, director ejecutivo de la Asociación de Productores de Semillas, Anpros, es tajante en señalar que el tratado no pone en riesgo la propiedad de las comunidades indígenas sobre las semillas endémicas.
‘En todo lo relacionado con propiedad intelectual vegetal, no hay nada que ponga en riesgo las variedades tradicionales desarrolladas por comunidades indígenas, por nuestros pueblos originarios o nuestros pueblos agricultores. Complementariamente, el Gobierno, tanto el Ministerio de Agricultura anterior como el actual, ha estado trabajando en generar un capítulo en el proyecto de ley en trámite en el Congreso sobre obtentores vegetales que asegure que no va a haber ningún riesgo para las variedades tradicionales y se estaría mandatando al SAG a que elabore un listado de variedades tradicionales y al INIA que mantenga un banco de germoplasma. Por lo tanto, muy por el contrario, el TPP en sí mismo no genera ningún tipo de riesgo asociado’, dice Schindler.
El texto, agrega, como nunca en la historia, les va a proporcionar protección a las variedades tradicionales.
Asegura también que no hay riesgo de que ingrese material vegetal transgénico. ‘No hay ninguna alusión en todo el TPP a los transgénicos, que en Chile tienen su propia regulación, que es la resolución 1.523.
Respecto del proyecto de ley sobre Upov 91, el presidente de Fedefruta considera que protege las semillas chilenas y aumenta los tiempos de protección vegetal y al genetista y su propiedad intelectual.
‘Una de las cosas en las que está en deuda Chile es avanzar en Upov 91. Perú que es competencia para nuestro país está adherido al Upov 91’, destaca.
Fuente: El Mercurio – Revista del Campo