Alejandra Klagges Aldunate
Directora Aproleche Osorno – Ingeniero Agrónomo
La pradera debe ser la base de la alimentación de nuestro ganado lechero, por ello científicos y profesionales del agro, desarrollan investigación y validan tecnologías de mejoramiento y manejo a través del tiempo. El suelo que sustenta a la pradera debe permitir el desarrollo de una abundante
masa radicular, para así lograr altas producciones de materia seca por hectárea. Por ello es fundamental haber corregido problemas físicos y químicos y además favorecer la actividad biológica en este sustrato. Los principales problemas físicos son la compactación, pérdida de porosidad
efectiva y reducción de porcentaje de materia orgánica, producto de malos manejos, uso indebido de tecnologías y sobre-talajeo en invierno, entre otros. Respecto de las condiciones químicas, la baja utilización de la certera herramienta de “muestreo y análisis de suelo”, limita frecuentemente una toma de decisiones de la cantidad de nutrientes a aplicar, sin previo diagnóstico respecto de la adecuada dosis. Muchas veces se sobre dosifican algunos nutrientes, encareciendo la producción de forraje, cuando lo que se busca es un suelo bien nutrido, con un adecuado equilibrio de nutrientes. Se debe considerar también la corrección de la acidez del suelo y la reducción de la concentración del aluminio, manganeso y hierro en la solución del suelo y para ello es fundamental el uso de enmiendas calcáreas a través del tiempo, ya que tanto la pluviometría como el uso de fertilizantes acidificantes y procesos naturales de acidificación y extracción de bases en las praderas y los cultivos, generan acidificación del suelo.
Una vez corregido nuestro suelo, tenemos las condiciones para establecer especies de alto valor forrajero, como ballicas perennes, híbridas o de rotación, ya que son la base de la alimentación de nuestros rebaños. No obstante, este gran esfuerzo técnico y económico, se puede perder por
malos manejos de utilización. Por ello es recomendable ceñirse a un calendario de manejo anual, que respete rezagos, control de plagas y malezas,
fertilización de mantención y presión de pastoreo y carga animal. Se debe poner especial atención en el sobre talajeo, especialmente cuando las tasas de crecimiento caen y el suelo no tiene resistencia mecánica al excesivo pisoteo de los animales en pleno invierno. Por ello es fundamental tener claro el concepto de “cuña forrajera” y evaluar el uso de potreros de confinamiento, que pasarán a ser cabecera de la próxima rotación de praderas. Teniendo en consideración la importancia que tiene el manejo de la pradera y su eficiente utilización, podremos garantizar que nuestro ganado se alimentará mayoritariamente con este recurso, que es considerado ambientalmente sustentable, y la leche proveniente de estos rebaños, podrá ser ofrecida a mercados exigentes o nichos de nuevos consumidores informados.
Este fue uno de los temas principales del reciente Chilelacteo 2019 desarrollado en Osorno, abordados por especialistas que demostraron todo el
potencial que tiene la leche en base a praderas para los productores asociados, con el objetivo de llegar a un consumidor exigente e informado, en
los diversos mercados mundiales.
Fuente: Campo Sureño – Austral de Osorno