Claves para evitar la pérdida de alimentos en producciones lecheras

Esto representa más del 50% de los costos del negocio, por lo que es fundamental ser lo más eficiente posible al almacenar los alimentos o al preparar las dietas para los planteles vacunos.

Por Pedro Meléndez
Los costos de la alimentación son el ítem más importante para la rentabilidad de los sistemas de producción de leche, debido a que representan más del 50% de los costos del negocio.

Por ello, los productores de leche más progresistas de Estados Unidos se preocupan de los más mínimos detalles para evitar pérdidas innecesarias de alimentos. Esto es lo que se conoce como shrink en inglés.

En este artículo vamos a analizar los factores más importantes que determinan pérdidas involuntarias de alimentos y que van a permitir poner atención a todos los manejos asociados para evitarlas.

Dentro de los factores más importantes a analizar tenemos:

1. Almacenaje de alimentos

Un almacenaje eficiente de los insumos es fundamental para prevenir pérdidas innecesarias. En el caso de los concentrados y granos es importante considerar la humedad de los insumos, la que no debe superar el 14% de humedad. De lo contrario, existe un alto riesgo de contaminación por hongos y micotoxinas.

Tal contaminación puede llevar a un calentamiento de los insumos, lo que, eventualmente, podría provocar incendios.

Por el lado de los forrajes, se debe ser eficiente en evitar pérdidas innecesarias en la confección de ensilajes, utilizando inoculantes de calidad, compactando en forma eficiente y sellando el silo lo antes posible.

Un silo bien confeccionado puede evitar pérdidas de materia seca de entre un 20% a 30% y también pérdidas en la calidad nutricional del resto del ensilaje.

Además, se debe realizar un buen manejo de la cara expuesta del silo, para evitar la contaminación por levaduras que puede causar focos calientes en el ensilaje, deprimiendo el consumo de materia seca por parte del animal, afectando la eficiencia alimentaria.

Para evitar este escenario, se necesita que el ancho del silo permita ir avanzando en su consumo a una profundidad de entre 20 a 30 cms diarios.

2. Plagas

La presencia de plagas como aves y roedores son un factor muy importante a la hora de perder alimentos en forma considerable.

En el caso de las aves, las palomas son una plaga muy importante en lecherías de la zona central de Chile. En el sur del país, la presencia de bandadas de loros ha afectado las siembras de maíz para ensilaje.

La presencia de roedores también puede afectar la calidad de los alimentos además de inducir pérdidas involuntarias de alimentos.

Por otro lado, la plaga tanto de aves, como de roedores puede actuar como vectores de enfermedades que eventualmente afectarán al ganado, como la leptospirosis, salmonelosis, microbacterias aviares que pueden afectar el diagnóstico de la tuberculosis bovina, etc.

Otro tipo de factor asociado a las plagas es la presencia de plantas toxicas en algunos cultivos, tales como el chamico en las siembras de maíz.

Si no se aplican plaguicidas, la contaminación por chamico (Datura stramonium) puede llevar a la confección de ensilajes altamente contaminados, generando posibles intoxicaciones en el ganado.

Además, esto genera un incremento en los costos de producción debido a que las malezas tóxicas deben ser eliminadas manualmente, con el fin de evitar que la cosecha de maíz tanto para grano como para ensilaje venga altamente contaminada con semillas de chamico.

Para ilustrar la situación, en la siguiente foto se observa una pila de semilla de chamico obtenida después de haber colado un cargamento de maíz grano destinado para una lechería en la zona central. En este caso, el jefe de lechería observó tal contaminación y decidió volver el camión al proveedor y solicitar un nuevo cargamento.

Si no se hubiese dado cuenta, ese maíz se hubiese molido con toda la semilla de chamico y se podría haber utilizado como parte del concentrado, lo que potencialmente habría intoxicado al ganado.

3. Análisis nutricional rutinario de los forrajes

En el caso de una cara expuesta de un silo de maíz, si no se toma una muestra representativa de ese silo, se pueden cometer errores de formulación de raciones que le pueden significar grandes pérdidas al productor.

En la siguiente imagen se aprecia una cara expuesta de silo de maíz donde se observan varias áreas de toma de muestra con un valor de almidón expresado en porcentaje. En general, todas las zonas presentan un valor de almidón entre un 25 a 35% de almidón. Si se toma una muestra representativa, de toda la cara expuesta, considerando las 10 submuestras enmarcadas en la foto significa que el promedio del contenido de almidón de este silo es de 31,1%.

 
Sin embargo, suponiendo que no se toma bien la muestra y solo se obtiene una submuestra de la zona enmarcada en el cuadrado blanco, que tiene un valor de almidón del 25%, se subestimará el contenido del silo en un 6,1% en su contenido de almidón.

Si usamos este número para la formulación (25%), lo más probable es que se tendrá que agregar más maíz grano a la dieta, en forma innecesaria, para lograr el valor de almidón deseado de toda la dieta.

A esto se añade que, si se utiliza esta única muestra como indicador del contenido de almidón de todo el silo (que tiene una duración de consumo de 6 meses), el error se multiplicará cada vez que se alimente a los animales, lo que significará un costo extra innecesario en la compra de maíz grano para el productor.

Junto con esto, al estar usando un silo con un contenido real en almidón de 31,2%, pero usando un valor subestimado de 25%, se sobrealimentará a los animales con exceso de almidón, aumentando el riesgo de acidosis ruminal.

Por lo tanto, un error tan simple, como considerar una sola submuestra para todo el año —y que subestima el contenido de almidón del silo—, puede significar una pérdida cuantiosa para la lechería.

Considerando este análisis, se recomienda tomar varias submuestras de un alimento, homogeneizarlas y generar una muestra compuesta para su análisis posterior. Además, teniendo en cuenta la variación de los alimentos con el pasar de las semanas, se requiere llevar a cabo un muestreo consistente de los alimentos en el tiempo, sobre todo de los forrajes, debido a su mayor variación.

Por tanto, se debería considerar, por lo menos, un análisis nutricional mensual de los silos y henos para corregir los cambios que puedan presentar estos insumos en su contenido real de nutrientes.

4. Consistencia y precisión en la preparación y entrega de las dietas

El uso de programas computacionales que facilitan el manejo en la preparación de dietas completas ayuda, sin lugar a dudas, a llevar a cabo un eficiente manejo alimentario.

Esto se debe a que cantidades reducidas de ciertos insumos van a impactar en forma negativa la producción de leche, y cantidades excesivas van a significar mermas importantes en el stock de alimentos, sobre todos de aquellos que son más caros, tales como la soya u otros aditivos.

Por otro lado, la entrega de la dieta debe ser eficiente, considerando un residual de 2% a 4%. Si este porcentaje es mayor, va a significar un derroche y pérdida considerable de alimentos; si es menor impactará el consumo de alimento y deprimir la producción de leche del rebaño.

5. Monitoreo consistente de los inventarios

Evaluar el balance de los ingredientes en el predio es fundamental para un manejo alimentario eficiente del rebaño. La precisión de las romanas, tanto a la llegada de los camiones como al preparar las dietas, son importantes.

Por ello, es necesario realizar una mantención adecuada de las romanas del predio como de los carros forrajeros, para evitar pérdidas innecesarias.

En el caso de preparación de mezclas de aditivos que son caros, como aminoácidos protegidos, ligantes de micotoxinas, vitaminas, etc., se deben utilizar romanas de precisión y mezcladoras automáticas.

 
La preparación de premezclas en el suelo es un manejo ineficiente, debido a las mermas, que si bien pueden parecer mínimas, representan un elevado costo para el productor.

A modo de ejemplo, 1 kg de monensina cuesta del orden de $17.000 y de metionina protegida $7.500 el kilo. Si se derrochan un par de gramos cada vez que preparamos una premezcla, por hacerlas en el piso del galpón, esto se puede traducir en importantes pérdidas para el productor.

 

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