Fertilizantes frenan el alza

Importadores afirman que hay abastecimiento seguro de urea, fosfato y potasio, los principales fertilizantes. Tras el alza de fines del primer trimestre, los precios aterrizaron, pero seguirán más caros de lo habitual.

‘Sin duda que se ha notado el alza de costos, especialmente de los fertilizantes. Sin embargo, seguimos teniendo cultivos que son rentables gracias a los altos precios. La superficie que siembran nuestros agricultores se va a mantener’, sostiene Ricardo Quiroz, gerente de Coopeumo.

El dirigente de la cooperativa que reúne a productores de maíz y trigo de San Vicente de Tagua Tagua, Pichidegua, Las Cabras y Peumo, en la Región de O’Higgins, afirma que este año debería sumar cerca de 2.000 hectáreas sembradas, un aumento respecto de las 1.900 hectáreas de la temporada pasada.

‘El trigo ya está sembrado y ahora viene el maíz. En realidad, dependemos más del agua que caiga en el invierno que del precio de los fertilizantes’, sostiene Quiroz.

Esos productos han estado en la mira pública en los últimos días. La semana pasada el ministro de Agricultura, afirmó en el Congreso ‘no descartar la eventualidad de comprar fertilizante’. Algunos analistas políticos señalaron su preocupación por la posible escasez de esos insumos en el país.

La violenta alza en el primer tercio del año, en la que el precio de la urea, el principal fertilizante usado en Chile, superó los $1.400.000 la tonelada puesta en el campo, más de cuatro veces lo habitual, encendió las alarmas.

Aunque los precios han cedido, siguen siendo mucho más altos que la temporada pasada. Además, todavía persisten dudas entre los agricultores sobre la disponibilidad y precios de los productos para el segundo semestre del año, período en que se consumen dos tercios de los fertilizantes en el agro.

Salida de especuladores

‘Tuvimos una sobrerreacción en el mercado. Hubo un componente especulativo por parte de algunos actores. Rusia y Bielorrusia son grandes productores, lo que preocupó. Sin embargo, tras el peak de abril, el mercado reaccionó con una baja importante’, sostiene Sergio Garín, gerente general de Coagra.

En un mundo golpeado por el coronavirus, los problemas logísticos, la invasión de Ucrania por parte de Rusia y una economía en caída, el alza de los fertilizantes y la eventual posibilidad de desabastecimiento parecía un quinto jinete del Apocalipsis.

A partir de mayo, el mercado de los fertilizantes comenzó a aflojar.

Así como en Chile, en el resto del mundo los agricultores pusieron el freno de mano a las compras de fertilizantes debido a los altos precios. El resto de la cadena sintió el tirón y los países productores de urea, elemento que aporta el nitrógeno a las plantas, tuvieron que salir a liquidar sus existencias. A fines de junio, el precio de la urea había caído casi un cuarto de su valor máximo del año, llegando a cerca de US$ 707 la tonelada.

‘Todo el mundo, con la excepción de Brasil, ha comprado poco. Eso generó un efecto bajista en los fertilizantes. Además, Rusia ha liberado urea a la India, México y otros países’, afirma Gabriel Infante, gerente de Fertilizantes de Copeval.

Del millón de toneladas de fertilizantes que Chile importa anualmente, cerca de la mitad corresponde a urea. Eso sí, usualmente la industria de los paneles de madera se lleva 100 mil toneladas para uso en su proceso industrial.

Por eso la noticia de la baja de precios es más que bienvenida. Una hectárea de maíz, por ejemplo, requiere de cerca de 600 kilos de urea, además de otros fertilizantes.

El fosfato y el potasio, en diferentes presentaciones, son los otros fertilizantes mayores que se usan en cultivos anuales como el trigo, la avena o el maíz, además de praderas ganaderas, y no han tenido bajas tan abruptas como la urea.

En el caso del súper fosfato triple, el precio promedio internacional en abril era de US$ 856 la tonelada, mientras que en mayo llegó a US$ 826 la tonelada. El cloruro de sodio, en tanto, se mantuvo en US$ 560 la tonelada.

El comportamiento particular de los tres grandes fertilizantes se debe a que la urea es un producto con muchos actores que lo generan y depende de acceso a gas natural, el que puede ser importado. En cambio, fosfato y potasio son productos que se obtienen en la minería y en pocos lugares del mundo.

Precio sostenido

Los productores de leche en La Unión o los de maíz en San Fernando están a la espera. Tras la baja desde abril, más de alguno debe albergar esperanzas de nuevas caídas en la urea.

En la industria se ve poco espacio para un aterrizaje abrupto. De hecho, a fines de junio, las dudas respecto del abastecimiento de gas ruso en Europa provocaron un rebote de 12% en el precio de la urea.

Adicionalmente, el alza del dólar en Chile hace que las importaciones sean más caras, lo que amortiguaría una eventual caída internacional.

‘Lo único que podría provocar una baja importante de la urea es un acuerdo de paz en la guerra entre Rusia y Ucrania’, afirma Max Donoso, socio del portal Agrocompras.

En el caso de los fertilizantes no se esperan mayores cambios. ‘Las compras de fosfato y potasio ya se hicieron y los barcos o ya llegaron o están por arribar, por lo que el precio no se puede mover’, afirma Claudio Morales, gerente general de la importadora CNA.

En la industria se estima que la venta de los fertilizantes granulares caería en casi 20% este año en Chile, eso sí el grueso de ese menor consumo correría por parte del fosfato y el potasio.

La demanda sostenida por la urea se explica porque esta es arrastrada por la lluvia o se vaporiza en la atmósfera, por lo que debe volver a introducirse cada temporada en el suelo. Los otros elementos tienen una vida más larga por lo que puede colocarse en menor proporción en una temporada sin afectar tan fuertemente la producción.

También juega a favor del consumo de urea que cultivos como el maíz o el trigo enfrentan un escenario muy positivo de rentabilidad este año, lo que haría atractiva la siembra. En el caso del trigo, el costo actual está en torno a los $1,7 millones considerando arriendo de la tierra, con un precio de $400 el kilo y rendimiento de 60 quintales por hectárea tendría una rentabilidad de $700 mil por hectárea.

En el caso del maíz, se estima un costo por hectárea de $2,5 millones con arriendo. Si se tiene un rendimiento de 120 quintales y tomando un valor de compra de $310 el kilo, se podría generar una rentabilidad de $1,1 millones por hectárea. Para tener una referencia, hace un lustro un agricultor podía tener en torno a los $200 mil por hectárea.

No caer en pánico

¿Y qué pasa con el abastecimiento? Claramente, fue una de las preocupaciones en el primer cuarto del año.

‘Desabastecimiento de fertilizantes no debería haber, aunque pueden producirse quiebres de inventario en algunos momentos’, sostiene Claudio Morales.

Las empresas importadoras que trabajan en Chile importan barcos en conjunto. Lo usual es que los contratos se firmen lo más cerca de la fecha de despacho, buscando las alternativas más baratas en ese momento.

Se advierte que comprar con varios meses de anticipación implica pagar intereses que el negocio no permite por los bajos márgenes con que operan los importadores y distribuidores.

‘Se ha dicho que Chile no anticipó la compra de fertilizantes. Para dimensionar, China, Brasil, EE.UU. y la India son más del 60% del consumo mundial. ¿Cuánto representa Chile? El 0,4% de la demanda internacional. Para Chile es mucho más fácil comprar, ‘son puchos chicos’. Los importadores han hecho muy bien su trabajo. No hay que caer en pánico, fertilizantes granulares vamos a tener’, sentencia Sergio Garín.

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