Salud: Los beneficios de la leche y los lácteos en una dieta equilibrada

En una publicación se destaca incidencia del consumo de lácteos en la salud y cómo pueden ayudar a prevenir enfermedades, incluso las cardiovasculares.
 
La revista norteamericana Advances in Nutrition, una de las publicaciones con mayor prestigio del mundo en su campo de estudio, ha editado recientemente un suplemento científico con 14 artículos en los que se corrobora qué beneficios puede aportarnos el consumo frecuente de lácteos en nuestro organismo. 
Entre ellos, sobresalen la prevención de numerosas enfermedades crónicas y el favorecimiento de una alta calidad nutricional en todas las etapas vitales.
Los científicos españoles Angel Gil, catedrático de Bioquímica y Biología Molecular en la Universidad de Granada y presidente de FINUT (Fundación Iberoamericana de Nutrición) y Rosa María Ortega, catedrática de Nutrición en la Universidad Complutense de Madrid, han sido los principales encargados de promover esta publicación. 
Ambos valoran muy positivamente que una publicación de relevancia internacional haya sentado cátedra sobre el papel de la leche en la dieta, máxime en estos momentos en los que prima la desinformación sobre sus propiedades nutricionales.
El proyecto ha sido promovido por la Organización Interprofesional Láctea de España (INLAC). No obstante, la revista editada por la American Society for Nutrition ha sometido a exhaustivo análisis los resultados presentados a través de un comité de expertos independientes. Tras meses de validación, los profesionales han concluido que las evidencias pueden ser calificadas con el mayor rigor científico.
De acuerdo a un informe de TodoAgro (réplica de una publicación de La Razón, España), en el suplemento se ha revisado toda la literatura científica mundial sobre la incidencia del consumo de lácteos en la salud y cómo pueden ayudar a prevenir enfermedades crónicas no transmitibles, como es el caso de las cardiovasculares.

GRUPO DE ALIMENTOS
MAS COMPLETOS 

En el texto se concluye que la leche y los productos lácteos conforman el grupo de alimentos más completo. Aportan proteínas de alto valor biológico, hidratos de carbono, vitaminas liposolubles y minerales esenciales, como calcio y fósforo. 
Además de ayudar a prevenir enfermedades como el cáncer de colon, de vejiga o la diabetes tipo 2, el consumo de leche es clave durante el crecimiento, el embarazo y la lactancia, y se trata de un alimento sustancial de cara a los procesos de osificación o para la generación de masa magra.

RECOMENDABLE
Y ADECUADO

La investigación no deja lugar a dudas, el consumo de lácteos es recomendable y adecuado para todos los rangos de edad. 
La cantidad recomendada oscila entre los 2 y 3 lácteos al día en el caso de niños y adultos. 
Los segmentos de población con mayor demanda nutricional como adolescentes, embarazadas o ancianos, pueden aumentar la cantidad hasta las 3 y 4 raciones. 
Es necesario recordar, según se advierte en la publicación, que la ingesta de otras bebidas vegetales no puede ni debe sustituir nunca al consumo de leche, pues éstas tienen una composición diferente y no repercuten del mismo modo en nuestro organismo.

A TENER EN CUENTA
Por su elevado valor nutricional, su fácil digestibilidad y su riqueza en aminoácidos indispensables, las proteínas de la leche se consideran las segundas en el rango de proteínas alimentarias. Sólo la clara de huevo supera en «prestaciones» a las proteínas lácteas. 
Asimismo, las proteínas se encuentran normalmente solubles o en suspensión coloidal en el agua de la leche, por lo que pueden ser fácilmente extraídas utilizando técnicas poco agresivas, que respeten su valor nutricional y sus características funcionales.
Para separar las proteínas de otros componentes de la leche como pueden ser la grasa o la lactosa, se utilizan procesos como la ultrafiltración, la microfiltración o el descremado. 
Y para separar las diferentes proteínas entre sí, se siguen otras técnicas de separación como pueden ser la coagulación, la cromatografía o la precipitación. Por medio de estas técnicas se puede conseguir una lista casi innumerable de proteínas lácteas funcionales desde las más conocidas como las caseínas, caseinatos o lactosueros, a las más desconocidas como la betalactoglobulina o las lactoalbúminas.

Fuente: Diario La Opinión

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